Parte VI de XII
Por: Johnny Bardavid
Hace 15-20 años, al preguntarle a un cientifico: ¿Crees en Dios? Usualmente me contestaba “no,” y al preguntarle ¿Por que?, contestaba: ¡Porque soy cientifico! Hoy, ante la misma pregunta, la mayoria contesta: !Si, porque soy cientifico! La gran transformacion la han logrado, entre otras ciencias, la fisica y la mecanica quantica que se estan acercando cada dia mas a la metafisica y a la filosofia y el creer en Dios esta pasando de lo intuitivo a lo perceptivo y de la fe al raciocinio.
Creer en Dios implica la necesidad de acercarnos a el en alguna forma, especialmente en momentos de gran tensión, miedo, o preocupación; La mas común es a traves de la oración, pero comunicarnos adecuacadamente con el creador debe trascender la forma tradicional de orar. Este es otro de los grandes retos del siglo XXI.
La oración es el llamado que el hijo hace a su padre convencido de su infinito poder y confiando en el infinito amor con que lo ha creado. La oración es vibración de amor y reverencia que partiendo del ser humano llega a Dios elevando los pensamientos y ayudando tanto al que esta orando, como al que sea objeto de nuestra súplica.
La oración sincera, sentida y espontanea es mas efectiva que aquella hecha por rutina solamente repitiendo frases mas o menos bellas de otros y mas o menos bién encauzadas pero carentes de emotividad y expresión. Esto es mas bien recitacion.
La mejor oración es la que se hace concentrandose dentro de uno mismo y dirigiendose al padre con toda sencillez, verdad, humildad y amor y con palabras propias llenas de emotividad, sin exigencia o desesperación, apartando toda intención de vanidad, lucro, daño o ventaja.
La oración es mas que palabras. Es el sentimiento de comprensión y unificación con el todo. Es el idioma universal con el cual nos debemos dirigir al creador. La oración es una de las mas poderosas formas de energía que uno puede generar y cuando es bien sentida y bien encauzada, es un acto de gran fuerza espiritual que nos conecta con las energias superiores y nos capacita para utilizarlas.
Tal como existen técnicas cientificas para liberar la energía atomica, tambien hay procedimientos mas sutiles para liberar la energia espiritual por medio del mecanismo de la oración. Para que esto tenga validez, hay que llenarla de emotividad, no recitarla.
Toda oración bien intencionada es como un rayo de luz que trata de penetrar en la obscuridad de lo desconocido, iluminando al que la envia y a aquel por el que se intercede, pues en verdad, la oración mas efectiva es aquella que se hace en beneficio de otros.
Un “Señor ten piedad de el,” profundamente sentido y con mucho amor por el que se intercede, es mucho mas efectivo que una letanía repetida mecánicamente llena de palabras vacias que se pierden en el espacio inutil de nuestra confusión e ignorancia.
Instantes de profunda unificacion, valen mucho mas que horas de palabreria superficial. Un “¡Ayudame padre!” es mucho mas efectivo que todos los rezos juntos si en ello se pone intención, sentimiento, amor, confianza y fe en que en esa frecuencia vibratoria seremos escuchados, siempre y cuando nuestro comportamiento tambien esté sintonizado con esa frecuencia.
Cuando elevamos nuestro espiritu con buenas acciones, llenando nuestra vida de amor al projimo en el mas amplio y bello sentido de la palabra, se potencia la oracion; por lo tanto, hay que pedir al PADRE como si todo dependiera de el, y actuar con amor como si todo dependiera de nosotros.
En el proceso de la oración es importantísimo dejar lugar para el silencio receptivo, para escuchar reverentemente lo que la divinidad interna y cósmica quiera revelarnos. Esto se logra a traves de la meditación y la puerta que abre el paso a ese estado de conciencia es la respiración adecuada, rítmica, calmada y profunda, con la adecuada relajación.
El regalo del soplo divino se nos dio al nacer y será nuestro hasta el momento llamado muerte en que debamos regresarlo. Toda nuestra existencia esta basada en la respiración. Hay que saber usarla conscientemente cada día, especialmente al meditar, para conectarnos con nuestro origen, con nuestro padre, cuya energía de amor es la única realidad.
El encontrar esa conexión con el ser supremo, y el alinearnos con su energía través de la acción positiva, de la verdadera oración y la meditación, son unos de los grandes retos del siglo XXI.
Afectuosamente, Johnny bardavid
-Continuará, séptima parte-
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