La Envidia, la Mentira, el Chisme
Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores:
Dentro de mí existen dos cachorros.
Uno de ellos es cruel y malo, el otro es bueno y dócil.
Los dos están siempre luchando…
Entonces, le preguntaron: “¿Cuál de ellos será el que acabará ganando?”
El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos, respondió:
¡Aquel a quien yo alimente!
Anónimo
Los que mienten, envidian, chismean y denigran a otros, los que son crueles y violentos ¡son sus propios peores enemigos! porque desconocen la Ley de Atracción Universal que dice: “¡Lo Que Piensas Se Expande!”.
Aquello que proyectas hacia otros siempre lo atraerás a tu vida, tarde o temprano.
Supongamos que llegamos tarde a nuestro trabajo, a la escuela o a una cita y nos excusamos diciendo que hubo un accidente de tráfico sin ser cierto. En otra ocasión, nos dio diarrea, se enfermó una tía, atropellaron al perro, etc., y tampoco es verdad.
Podemos engañar a unas personas, algunas veces, pero no a todas todo el tiempo.
Cuando nos escudamos en la mentira para “tapar” nuestra irresponsabilidad o incapacidad, le estamos diciendo a nuestro subconsciente que no somos capaces de tomar verdadera responsabilidad y atraeremos, por consecuencia, más situaciones que nos provoquen retardos que serán solventados con más mentiras, metiéndonos cada vez más y más, en el circulo vicioso que destruye nuestro prestigio personal y nosotros mismos iremos creando una reputación no confiable. ¿Creemos que esto nos va a atraer abundancia y bienestar?
La envidia es como decirle a nuestro subconsciente: “Quisiera tener lo que esta persona posee, pero no puedo, no me siento capaz, y actuando así, seguimos atrayendo más personas y circunstancias a quiénes envidiar para continuar reforzando en nuestro subconsciente el “No lo merezco, soy un incapaz”.
¿Quién se está limitando? Usualmente este tipo de gente, inconforme y celosa, tienden a apuntar con un dedo a otro u otros como los causantes de sus propias limitaciones, robándose la oportunidad de validar y admirar sinceramente a otros y así atraer hacia su vida todo aquello que deseen.
Chismear, despreciar y burlarse de otros es una manifestación de pequeña autoestima. Los chismosos desconocen que su subconsciente también los puede ayudar a distinguir las ideas constructivas de las autodestructivas, y si no lo aprovechan, usualmente no se dan cuenta de los perjuicios que se atraen eventualmente.
Pronto se desprestigian, se dan a conocer como indiscretos e indeseables que enturbulan los ambientes donde se desenvuelven, destruyendo la mucha o poca armonía que exista ¿Cuántas posibilidades de progreso se les escapan? ¿Serán constantemente sus peores enemigos? ¡Qué diferente sería su vida si se dedicaran a ADMIRAR lo bueno de otros y validarlos!
En una ocasión, el gran Maestro preguntó a sus alumnos:
-¿Cuáles son las coronas que puede ceñir un ser humano?
Después de deliberar un rato contestaron:
La corona del Rey, la corona del sacerdocio y la corona
del conocimiento.
El maestro aceptó la contestación y agregó:
-¡Hay una corona que es superior a todas ellas! ¿Cuál es?
Los alumnos no pudieron encontrar la respuesta.
Se preguntaban: “¿Qué puede ser más importante que estas tres coronas?”. Finalmente el Maestro les indicó que
La corona del Prestigio Personal es la mayor porque los que han ceñido las coronas anteriores pudieron haber sido buenas o malas personas en alguna forma, pero nadie les podía quitar el hecho de que fueron, por ejemplo, el rey de España , un gran líder religioso o un gran sabio.
El prestigio personal es superior porque todos podemos tener una buena reputación por muchos años, pero si en algún momento cometemos actos indebidos, perdemos credibilidad y todo nuestro “prestigio” anterior desaparece; es como si nunca lo hubiéramos tenido.
Hay que ceñir, con dignidad, esa corona tan distinguida, todo el tiempo, por eso es la más importante y el resultado extraordinario de esto es que, quienes la porten, tenderán a atraer más respeto, abundancia y bienestar a sus vidas.
Reflexión: Cuando nos olvidamos de todas las cosas que nos separan y nos hacen diferentes de otros seres humanos y apreciamos aquello que nos unifica, (con todo y con todos), estaremos generando vibraciones amorosas en el más amplio sentido de la palabra y atrayendo, por resonancia, todo lo que vibra en armonía con esa frecuencia, entre lo cual se encuentra la abundancia y el bienestar.
La Magia es el saber que no tiene nada de sobrenatural realizar mis más caros anhelos. Yo soy el “mago” en mi vida, el cohete es la Ley de Atracción que me podrá llevar al logro de mis metas más deseadas.
Texto extraído del libro
“Despierta tu potencial” – Ing. Johnny Bardavid
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